LA URGENCIA DE LOS DATOS
CARLA ANDRADE
El boom de la Copa Libertadores 2020 fue un abrazo al corazón del fútbol jugado por mujeres: un show mediático en horario prime, tendencia en redes sociales – incluso cuando no jugaba ningún equipo chileno – lo que constituye un hito histórico y una prueba de que las mujeres en este deporte no vienen recién llegando, sino que ya se quedaron.
Fueron 320 jugadoras aproximadamente las que se cruzaron por mi pantalla durante este torneo, 320 historias de vida repartidas en 16 clubes de los cuales, en su mayoría, en Chile se sabía muy poco.
¡La pelota siempre a la 10!
¿Pero quién es la 10?, ¿cuántos saben quién es ella? La respuesta siempre es algo así como “parece que la he visto”, “tiene cara de conocida”, “¿no era una que jugaba en Colo-Colo 2012?”, y regularmente la respuesta es no.
¿A dónde voy cuando quiero confirmar información? De manera intuitiva pensaría que hay que ir a la fuente oficial: al sitio web de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) para empezar. Una podría asumir que todo eso que necesito se encuentra en bases de datos públicas y a la mano de cualquier ciudadano del fútbol, pero nuevamente la respuesta es no. El ejercicio siempre debe partir por ahí, pero no está.
En el plano local, el pasado 2020 hubo también un hito en cobertura en Chile. Si no era la televisión eran los propios clubes los que montaban sus cámaras y por sus redes mostraban sus partidos. Un total de 420 jugadoras me acompañaron cada fin de semana, la mayoría desconocidas, muchas de gran talento y nivel.
¡Pero qué espectacular que es la que pateó!
¿Pero quién es la que pateó?, ¿alguien sabe cómo se llama? Su nombre y número, en casi todos los partidos, estaba en la nómina, ¡UF! al fin en los relatos aparecieron Constanzas, Tanias, Melanys, y dejaron de ser “la 3”, “la 1”, “la 9”. ¿Pero dónde jugaban antes?, ¿de qué clubes vinieron?, ¿qué caracteriza su juego?
Silencio.
Una vez más casi como acto reflejo voy a la fuente oficial: el sitio web de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP). Supongo que encontraré una reseña, una ficha, algo de su historia deportiva, pero no. El sitio web no carga, ¿no tengo internet?, ¿qué pasó?
No hay historia futbolística de las jugadoras, no existe.
El torneo se juega desde el 2008 y aún en el 2020 no se conocen las nóminas completas de cada año. Esa base de datos no existe y el anhelo de tener información oficial se desvanece todos los años, tal como el sueño de futbolista que tuve en los 90.
A nivel de hincha no puedo buscar a mi ídola en el sitio web del club de mis amores, como reportera no puedo buscar estadísticas oficiales para trabajar. Lo único que puedo hacer es visitar Wikipedia o algún otro portal de Internet y cerrar los ojos deseando confiar, pero nunca tendré la certeza de si ese marcador del 2010 que vi fue real.
Si queremos profesionalizar, esos datos de rendimiento individual y colectivo son necesarios para potenciar a cada jugadora en sus fortalezas y dedicarle lo que sea necesario a minimizar sus debilidades. Esto lleva años sin ser una pichanga de barrio entre amigas, y el profesionalismo exige una planificación de estrategia consciente y responsable para la alta competencia.
En este escenario toda la información relevante de las futbolistas es primordial, no sólo para que los clubes y las jugadoras puedan trabajar de mejor manera en base a estadísticas, rendimientos y porcentajes de efectividad, sino también para fortalecer una industria mediática que se fortalezca, que crezca y que de una vez por todas se centre en lo que nos interesa: el fútbol.