VAMOS A CAMBIAR EL FÚTBOL:
Equipo de Género y Desarrollo ANJUFF
Durante este año, y como consecuencia de múltiples procesos culturales del último tiempo, conformamos el Área de Género y Desarrollo de ANJUFF como una forma urgente de dar respuesta a necesidades que son urgentes. Como equipo, tenemos múltiples objetivos, dentro de los principales se encuentra la erradicación de la violencia en el ejercicio del fútbol, teniendo siempre en mente que las violencias son más fuertes en los espacios que socialmente se han establecido “para hombres”. Cada día somos más las mujeres que participamos en estos espacios.
Entre los avances que queremos hacer, nos parece clave que se empiece a hablar de la invisibilización del fútbol practicado por mujeres. Que se hable también de la violencia de género que existe en nuestra sociedad y de cómo esta se normaliza perpetuando una cultura machista y patriarcal que transgrede cualquier espacio. Que hablemos con postura crítica, desde la inclusión, la reivindicación de derechos y sin paternalismo.
Con mayor frecuencia estamos escuchando denuncias de acoso o abuso sexual en el ámbito del deporte y el fútbol no ha quedado exento de esto. Esto no significa que haya aumentado la frecuencia de los hechos, sino la habitualidad de la denuncia. ¿Qué podemos hacer al respecto? Desde nuestro punto de vista es primordial poner el tema sobre la mesa, presionar para deje de ser un tabú y que se deje de proteger la imagen de una institución por sobre las personas que la componen. Si no lo hacemos nosotras, ¿quién lo hará? ¿Con quién hablo? ¿Me van a creer? ¿Qué van a pensar de mí? ¿Quiénes se van a enterar? ¿Cómo va a afectar esto mi carrera, mis estudios, mi relación con los demás, a mi familia? ¿Qué va a pasar después? Tan acostumbradas estamos al
acoso o el abuso que sea “nuestra culpa”, porque “quién nos mandó” a meternos en un espacio masculinizado como el fútbol, “quién nos mandó a encantarnos con un deporte “de hombres” o a perseguir un sueño reservado para algunos pocos. Nos dicen que, en vez de quejarnos, tenemos que agradecer tener la oportunidad, siendo mujeres, de poder practicar el deporte que queremos. Esta es la respuesta histórica para todas las violencias que se cometieron y se siguen cometiendo en el
fútbol. Esta respuesta, absolutamente violenta, básica y equivocada, nos ha aletargado por años, nos hace dudar de nosotras mismas al punto de no estar seguras de lo que sentimos. Nos hace incluso cuestionar de lo que podemos llegar a ser.
No está en nuestras manos que deje de existir abuso, acoso sexual, maltrato y discriminación en el fútbol. Eso, lamentablemente, sólo está en manos de quienes abusan y acosan, y de quienes les protegen y encubren. Lo que sí está en nuestras manos es que las víctimas y testigos sientan la tranquilidad de poder denunciar con la seguridad de que serán escuchadas, acogidas y protegidas. Está en nuestras manos problematizar el silencio que existe en torno a esto, poder aportar en la capacitación y prevención de la violencia, junto con trabajar por espacios deportivos mucho más estructurados y estables que minimicen los factores de riesgo que puedan propiciarla. Está en nuestras manos como parte de un club, como hinchas, como representantes, como simpatizantes, como personas. Así, aunque no logremos erradicarlo de un día para otro, sí lograremos que disminuya. Por eso trabajamos y tenemos la responsabilidad y la convicción de no detenernos. Por las que vienen, por las que están y por las que estuvieron, sobre todo por aquellas que se vieron afectadas y por aquellas que desertaron porque privilegiaron su salud mental.
Lo decimos fuerte y claro: queremos cambiar el fútbol a uno que le haga honor a sus principios más básicos, uno en el que TODES pueden jugar. Esto nunca será solo acerca de 11 contra 11 tras un balón. No podemos obviar que dentro de la sociedad el espacio del fútbol es un amplificador de conductas, y funciona como una destrucción a todas las barreras ideológicas, raciales, y sociales, entre otras, y por supuesto, la de género.
Vamos a cambiar el fútbol, lo sabemos, porque Nosotras Jugamos, todas, todos y todes, y lo haremos tranquilas y seguras.